¿Pero, qué os creíais, que este año no seguiríamos convirtiéndonos en grandes científicos? Pues os equivocábais, ya hemos comenzado de nuevo a intoducirnos en el maravilloso mundo de la ciencia. El viernes nos despedimos de superimán que nos enseñó muchos experimentos sobre magnetismo y nos ha presentado a la nueva mascota de este año, se llama PEQUECHEF y nos traerá experimentos sorprendentes sobre la alimentación.
Hoy hemos comenzado a experimentar con el gusto partiendo de una pregunta ¿Qué tenemos en la boca que nos permite identificar el sabor de los alimentos? Los niños/as han dado respuestas como: los dintes, la encía, el techo de la boca, la campanilla, la garganta, las cuerdas vocales, la lengua...ésta última era la que más se acercaba pero para que ellos/as lo comprobaran, procedimos al experimento. Tapamos los ojos a Mario y a África, a los dos íbamos a darle de probar un trozo de chocolate pero sólo a Mario le secamos primero la lengua con una servilleta, entonces África reconoció el sabor y Mario, no. Después de pensar un buen rato, Javier dijo que le habíamos quitado la baba a Mario e Inés dijo que eso se llamaba saliva. ¡CORRECTO! Explicamos que en la lengua se encuentran unos puntitos que se llaman papilas gustativas que segragan la saliva, ésta se mezcla con los alimentos y las papilas mandan una órden al cerebro para que éste nos diga cuál es el sabor, en este caso nos dice que el sabor del chocolate es dulce. ¡Cómo os quedáis! Pues a seguir experimentando.
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