martes, 13 de marzo de 2012

DERRETIMOS HIELO



Pequechef me dijo nada más llegar al cole que quería desayunar un zumo bien fresquito. Yo pensé en servírselo con hielo pero cuando fui al congelador a guardarlo estaba lleno y no lo pude dejar allí. Hasta la hora del desayuno todavía falta mucho rato, ¿qué puedo hacer ahora para que no se me derrita?
Primero les pregunto si saben qué les pasa a los alimentos cuando los dejamos mucho tiempo en el congelador, todos y todas coinciden en que “se encógela” y cada uno lo explica a su manera:  
Javier: Se le pone mucho hielo por alrededor del alimento.
Nati: Metes agua y se pone tan fría, tan fría que se convierte en hielo.
José Luis: No que tenga hielo sino que tú le intentas dar un mordisco y no puedes porque está frio, frio, frio.
Maria Reyes: Con 23 horas u tomate se congela tanto que cuando lo masticas tus dientes se congelan.
Javier: Yo no estoy de acuerdo María Reyes porque yo lo he comprobao, que me comí un garbanzo congelao en el campo de mi abuela y a mí los dientes no se me congelaron.
Seño: pues yo he dejado los hielos fuera porque no cabían. Pero nos les pasará nada, ¿no?
María Reyes: sí, que se calientan. Cuando vayas se habrán derretido.
José Luis: se hará agua y el hielo del congelador se le caerá con el calor.
Rafael: se pondrán malos.
Nati: se habrán convertido en agua. (Comienzan ahora a discutir si derretirse es lo mismo que hacerse agua. Tras una larga discusión, llegan a la conclusión de que es lo mismo, aunque María Reyes no se queda muy conforme)
Seño: pues necesito entonces que me ayudéis para que no se me derritan y se conviertan en agua. ¿Qué hago?
José Luis: pes mete todos los hielos juntos en la bolsa y así que están todos frios pues no se derriten.
Rafael: llévalos a un sitio que esté helado, por ejemplo a Granada (la semana pasada les conté que había ido a Granada a ver la nieve).
Mario: pero eso está muy lejos, eso está en otro mundo…
Pongo cara de circunstancia y Nati me dice: lo siento pero no podemos hacer nada, los hielos están llenos de agua y se habrán derretido ya. Se han rendido, claro, y es que se lo he puesto muy difícil. Para alentarlos colocamos cinco cubitos de hielo en cinco platos de plástico y les enseño distintos materiales (film transparente, papel de plata, un trozo de tela y papel de periódico) y les pregunto si algo de eso me sirve. Vuelve el entusiasmo y me proponen o bien taparlos para que no les dé el sol (Javier), reliarlos (África) o envolverlos (Rafael).
Tras envolver los cubitos con los distintos materiales, los dejamos reposar unas dos horas y media y después retomamos la actividad para observar los resultados.
El hielo que no envolvimos se derritió completamente, al igual que el que estuvo envuelto en papel de plata. El que estuvo envuelto en film transparente casi, casi desapareció y los que más aguantaron fueron los que enrollamos en tela y en papel de periódico.
Para explicar el suceso científicamente, Nati  e Inés rápidamente dieron con la solución:
Nati: porque  lo ha protegido.
Inés: Sí, porque en la clase hace más calor y el hielo está frio y la clase más caliente.  Y el que estaba en el papel de plata pues el papel no ha aguantado el calor y lo ha derretido.
Nos costó arrancar al principio pero al final el experimento ha salido bien ¡y hasta hemos mordisqueado los cubitos de hielo para ver si se nos congelaban los dientes!






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